Manifestantes en contra de la Operación Streamline se expresan ante el Tribunal

Este artículo de Dorothy Chao aparece en nuestro boletín de otoño. El 20 de julio de 2015 Chao asistió al procedimiento de sentencia de 12 residentes locales (incluidos algunos voluntarios de No Más Muertes) que se encadenaron a las ruedas de dos autobuses que llevaban inmigrantes indocumentados al tribunal federal de Tucson el 11 de octubre de 2013. Los manifestantes impidieron que los agentes federales entregaran a los inmigrantes a la Operación Streamline, el procedimiento acelerado que condena  a los inmigrantes a prisión  por la entrada ilegal al país. En marzo, una juez del Condado de Pima, Susan Bacan, declaró a los acusados culpables de obstruir el tráfico en una carretera y de crear una molestia pública.

Me encuentro en el Tribunal de Tucson, que está abarrotado de gente. Por mi mente pasan muchas imágenes de esta mañana que pasé trabajando con migrantes deportados en Nogales, Son., como voluntaria de No Más Muertes. Los rostros angustiados de la gente que conocí esta mañana en Nogales y que han pasado por Streamline y por la cárcel están en la sala conmigo.

La sala de la corte está absolutamente llena y el aire cargado. Hoy, doce de los acusados enfrentan su sentencia, potencialmente  una pena de 150 horas de servicio comunitario cada uno por detener dos autobuses llenos de inmigrantes en el acceso a la carretera I-10 aquí en Tucson y encadenarse a las enormes ruedas de los vehículos. Los autobuses llevaban inmigrantes que serían juzgados en masa en un tribunal de la Operación Streamline. Los acusados enfrentarían cargos penales por entrar sin documentos a los EEUU, crimen que tiene una pena de entre unos meses y unos años en la cárcel.

Oímos los testimonios de un acusado tras otro. Cada uno de ellos está comprometido en su vida diaria a hacer trabajo voluntario para reducir el sufrimiento causado por nuestra fallida política migratoria.

Mientras escucho los testimonios de los acusados, me abruma el compromiso que sienten hacia sus valores morales y hacia la defensa de la justicia. Expusieron  sus cuerpos a un posible daño físico.  Además, corrieron el riesgo de ir a la cárcel y enfrentar cargos penales con toda la estigmatización que eso conlleva, privación de derechos y pérdida de libertad personal.

Oímos los testimonios de un acusado tras otro. Entre los mismos encontramos profesores, profesionales de la salud, miembros de juntas directivas de organizaciones sin ánimo de lucro y ex-funcionarios públicos. Cada uno de ellos está comprometido en su vida diaria a hacer  trabajo voluntario para reducir el sufrimiento causado por nuestra mala política de inmigración.

Quiero compartir lo que oí de tres de los acusados aquel día en el tribunal. Steve Johnston mencionó las muertes que ha presenciado en el desierto; le costó relatar esta historia y un par de veces se quedó emocionalmente afectado al  revivir esos recuerdos. Dévora Gonzales, apretando a su bebé, dijo que el  nacimiento de su bebe la inspiró a comprometerse a hacer todo lo posible para fomentar la unidad familiar.

Paula McPheeters habló de manera impactante y directa: “Soy profesora jubilada de Tucson y he presenciado las terribles consecuencias de esta Operación cuando mis alumnos pierden familiares.” El testimonio colectivo representó una acusación formal de la Operación Streamline y todo lo que significa. Mucha gente estaba llorando, incluida yo misma.

¡La sala del tribunal estalló de emoción cuando la Juez determinó que se había cumplido el tiempo de cárcel!

Margo Cowan, abogada defensora, hizo un gran resumen en su declaración final. Señaló que fue la policía quién decidió cerrar ambos carriles de tráfico (y no solo uno) y que la población de Tucson aguanta cambios de dirección en el tráfico por razones desconocidas todos los días. También subrayó la cantidad de servicios comunitarios que los acusados hacen todos los días por propia voluntad.

¡La sala del tribunal estalló de emoción cuando la Juez determinó que se había cumplido el tiempo de cárcel! (Determinó que las catorce horas que los acusados pasaron en la cárcel después de ser detenidos eran suficientes.)

Me vienen a la memoria los motivos por los cuales me mudé a Tucson hace cuatro años. ¡Es un honor estar aquí y ser parte de esta maravillosa comunidad activista, tener un vínculo con estas personas, mis amigos, a través de No Más Muertes!

En sus propias palabras—fragmentos de las declaraciones de los acusados de No Más Muertes

Hice algo el 11 de octubre de 2013 porque no podía soportar la frustración y el dolor que sentía cada vez que tenía que decirle a una madre con hijos que no había nada que se pudiera hacer . . . Hay que hacer algo . . . parar la criminalización en masa, la deportación en masa, la encarcelación en masa . . . Antes de aquel día, la mayor parte del país no sabía lo que era la Operación Streamline . . . Hice lo que pude con la esperanza de que mucha más gente se familiarizara con la angustia que sufren muchas familias como la de Amy y adopten medidas de peso para enmendar esas injusticias . . . Ruego a Dios que las acciones por las cuales nos encontramos aquí sirvan para algo y que contribuyan a corregir la injusticia atroz que nuestro gobierno comete todos los días. —Sarah Launius

Pienso en mi madre, María Jesús, que hoy está aquí con nosotros. Vino a los Estados Unidos siendo una niña—tuvo la suerte de cruzar, naturalizarse como ciudadana siendo adulta y,  crear una familia. Mis hermanos y yo nacimos aquí. Pero en otras circunstancias, sé que ella estaría en ese autobús. Y fue por eso por lo que me encadené a la rueda y no me solté cuando la policía me lo ordenó bajo la amenaza de ser arrestado. Pienso en mi prima Carla que vivía con nosotros cuando yo era niño . . . Y después un día no volvió. La deportaron. Solo quería trabajar aquí y empezar una familia . . . y después nuestro sistema de ICE se lo quitó todo. Su hija y el padre de sus hijos siguen aquí mientras ella vive separada de ellos, en México con su otro hijo . . . Hoy en día las consecuencias son infinitamente peores para las familias cuyas vidas se arruinan a causa de injustos antecedentes penales y sentencias de cárcel. —Gabe Schivone

Streamline intenta aplastar las esperanzas y sueños de retorno . . . La Comisión Federal de Sentencias de los Estados Unidos comunica que el cincuenta por ciento de la gente que vuelve a intentar cruzar la frontera tiene hijos en los Estados Unidos. Todos se declararon “culpables”, encadenados delante de un juez, sin debido proceso y sin entender que esa palabra podría destruir para siempre la posibilidad de legalizar su estado en el país . . . Yo me encadené debajo de un autobús como una expresión de mi fe. Yo creo en un Dios de inclusión y de amor radical que libera a los cautivos. La Operación Streamline es una trata de esclavos moderna, cargada de racismo. Es la venta de inmigrantes encadenados a cárceles privadas donde ocuparán una cama durante treinta, sesenta, ciento ochenta días, o incluso años si se les vuelve a arrestar. Puede ser que mis acciones ese día fueran una “molestia pública”, pero ese día detuve el trato no ético e injusto de setenta personas en esos autobuses. Con estos cargos penales yo también voy a ser una criminal, pero en solidaridad con mis héroes. —Maryada Vallet

¿Por qué me metí debajo de un autobús de Streamline el 11 de octubre, 2013? Pues por mis buenos amigos, la familia Huerta/Ortiz/Pérez, que inmigró a Tucson desde México en 1991 . . . Carlos Omar Pérez fue ilegalmente detenido por “conducir siendo hispano” en un barrio blanco. Lo entregaron a las autoridades y al final lo deportaron . . . No puede haber un ciudadano de mayor valor, pero no tiene derecho entrar en el país durante diez años . . . ¿Por qué? En memoria de Beatriz Adriana Sánchez, de veintitrés años, que murió de hipotermia en las montañas al sur de la Calle Ruby el cuatro de Julio, 2005, durante mi primera semana con No Más Muertes . . . ¿Por qué? Por José, que fue albañil en Phoenix durante veinticinco años, pero fue detenido y deportado por no frenar en una señal de alto en su bicicleta. Afortunadamente lo encontramos—aunque semiinconsciente y casi muerto—debajo de un enebro en un arroyo y lejos de los senderos . . . El movimiento de derechos civiles del siglo XXI se presenta aquí y ahora para manifestar la crueldad de la Operación Streamline y de una política fronteriza que utiliza encarcelación y muerte como herramientas antimigratorias. —Steve Johnston


Traducción: Gerry Dunn, Ramiro Antonio López. Foto: Paige Winslett.